Dentro de las plantas encontramos dos tipos básicos de reproducción: La sexual y la asexual o vegetativa, la primera es la más común y se lleva a cabo mediante semillas: la segunda, frecuente en jardinería pero más rara en la naturaleza, es aquella en la que a partir de un fragmento de la planta se reproduce el ejemplar completo.
Reproducción sexual:
Básicamente este sistema se inicia cuando de la antera parte un minúsculo grano de polen que, gracias al viento, a un insecto o a cualquier otro sistema, se pone en contacto con el gineceo o parte femenina de la flor. Allí, el grano de polen se une al óvulo y tras una serie de divisiones, dan lugar a la semilla que es el elemento a partir del cual se puede originar una nueva planta.
El tiempo que una semilla mantiene su poder germinativo es muy variable de unas especies a otras, pues algunas lo mantienen muchos años, mientras que otras apenas dura un par de estaciones. En la naturaleza todas las plantas tienen reproducción sexual, pero en jardinería no siempre se emplea este método para multiplicarlas, ya que en algunos casos es demasiado laborioso y no siempre está asegurado el éxito; así, por ejemplo, los árboles se suelen multiplicar por medio de estacas o acodos, ya que si tuviésemos que esperar que la semilla germinase y la nueva planta alcanzara un tamaño adecuado podrían transcurrir unos cuantos años antes de poder gozar del ejemplar adulto en el jardín Por el contrario, las especies anuales y bianuales tales como caléndulas, pensamientos, verbenas, y otras se reproducen muy fácilmente mediante semillas, pues apenas tardan unas cuantas semanas en germinar.
Un aspecto a tener en cuenta sobre la reproducción sexual es
que facilita la variabilidad genética y permite la aparición de mutaciones y, por tanto, de nuevas variedades.
Reproducción asexual:
Consiste en obtener una nueva planta igual que la original, a partir de un fragmento de ésta (una hoja, un trozo de tallo o un segmento de la raíz). Tiene múltiples ventajas: resulta muy rápido obtener un nuevo ejemplar y mantiene los caracteres genéticos inalterables, pues las plantas así obtenidas son idénticas en todos sus aspectos a sus progenitores. Este último factor es muy importante a la hora de multiplicar híbridos, ya que las semillas de éstos suelen ser inviables, o plantas con caracteres muy particulares como hojas variegadas o flores que poseen un número de pétalos mayor del normal. Presenta, sin embargo, algunas desventajas tales como la facilidad con que se propagan mediante este método algunas enfermedades de tipo vírico, o la degeneración que a la larga se produce en el tamaño de las flores, especialmente en el caso cíe las bulbosas, como las dalias, los tulipanes, los jacintos, los narcisos o los croeus.
Conoce los métodos de Reproducción Vegetativa o asexual paso a paso
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