Carl Linneo (1707-1778)

Científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco.

Considerado como el más importante naturalista del siglo XVI, fue quien clasificó el mundo vivo y el mineral, hasta el punto de comentar él mismo que «Dios creó y Linneo puso orden».

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Carlos Linneoa​ (en sueco: Carl Nilsson Linnæus, latinizado como Carolus Linnæus​) también conocido después de su ennoblecimiento como Carl von Linné.

Delgado y de menuda estatura, presentaba Linneo un aspecto tranquilo que contrastaba con su viva mirada. Nació en 1707, un siglo antes que Darwin, en una de las regiones más bellas de Suecia, país entonces bastante pobre, en el seno de una humilde familia. En aquella época no era costumbre en las aldeas suecas el uso de apellidos fami- liares, pero su padre, que llegó a ser cura rural, adoptó el de Linné, nombre que cogió de un venerado tilo de su pueblo, que las gentes consideraban árbol sagrado. Aunque era un estudiante mediocre, mostraba un gran talento en las disciplinas de ciencias.

Tuvo que costearse la mayor parte de sus estudios, cosa que no le re- sultó difícil, pues su natural simpatía le granjeó la protección y amparo de numerosos mecenas que sesucedieron alo largo de toda su vida.

Estudió medicina en Lund y Uppsala, aunque su verdadera pasión fue la botánica. Como en la vida de otros muchos naturalistas, existe en la de Linneo un «viaje de juventud» que abre sus ojos ante la Naturaleza. Aunque poco espectacular, el viaje fue muy productivo, y se desarrolló en la Laponia sueca, tierra casi desconocida por aquel entonces.

Escultura de bronce de Carlos Linneo por el escultor Robert Berks expuesta en el Jardín Botánico de Chicago


Un productivo viaje Tenía Linneo solamente veinticinco años cuando emprendió su famoso periplo de siete mil quinientos kilómetros, que se prolongó por espacio de cinco meses. Su in- quieto espíritu mostró interés por todo lo que veía, incluyendo la vida y hábitos del pueblo lapón.

De esta manera, en sus apuntes «Iterlaponicum», es decir, «El viaje lapón» quedó reflejado un completo retrato sobre estas tierras donde encontramos reseñas sobre la alimentación, la pesca, los utensilios o el sistema de caza de este pueblo, así como el relato de sus costumbres de noviazgo y matrimonio, leyendas sobre duendes y deidades, filtros amorosos, música y un largo etcétera, donde destacaba el uso de una serie de recursos tradicionales para la supervivencia, como la manera de hacer hilos con tendones de pezuña de reno, la fabricación de esquíes y trineos, cómo curar sabañones con queso de reno y corteza de abedul, la técnica de castrar renos, de pegar ollas rotas o cómo curtir cueros.

«La clave del éxito de Linneo es su sentido del orden»

Habla también en su obra de los míticos lemmings, conocida raza de roedores, famosos por sus explosiones demográficas incontroladas, migraciones masivas y supuestos suicidios colectivos.
A pesar de lo notable del viaje, no hay que ocultar que Linneo exageró pícaramente la descripción del mismo, sin duda para obtener algún beneficio; ya que, en realidad, sólo recorrió el sur de Laponia. Al final de su expedición, conoció a la que sería su esposa, Sara Lisa, hija de un médico afincado en una ciudad del norte. Antes de casarse inicia un nuevo viaje de cuatro años, esta vez por varios países europeos. En Holanda obtuvo el título de Doctor en Medicina y encontró mecenas que facilitaron la publicación de sus primeros libros. Posteriormente viajó a Francia e Inglaterra, donde obtiene fama y reconocimiento hacia su figura.
Tuvo numerosas oportunidades de quedarse en diferentes puntos del Continente, pero no aceptó ninguna. Incluso el Rey de España, le ofreció una renta de dos mil duros anuales por hacerse cargo de la Cátedra de Botánica y del Jardín Botánico de Madrid. Linneo rechazó esta oferta, pero años más tarde en- vía a uno de sus discípulos predilectos, el gran botánico Lófling. Por último y a pesar de no tener una oferta sustanciosa de trabajo, decide volver a su patria.

La planta favorita de Linneo

Su planta favorita era «el te de Suecia» Linnaea borealis, que bautizó con su nombre y le gustaba que apareciera en sus retratos.

Linneo se mostraba afable y paternal en las excursiones botánicas, donde impartía sus enseñanzas. Pero su mayor preocupación fue la catalogación de las especies y la publicación de diversos libros, como el «Skanska Resa».

La cúspide de su carrera

Después de casarse, inicia una nueva etapa, no exenta de dificultades; logró ganarse la vida como médico en Esto- colmo hasta 1741, fecha en que, con treinta y cuatro años, gana la Cátedra de Botánica de Uppsala. Ya completamente centrado en el objetivo principal de su vida, llega a la cúspide de su carrera, que coincide con la dé- cada de los años cincuenta. Permaneció en esta ciudad casi todo el resto de su vida y allí es reconocido por todos como un gran maestro, creador de escuela, que envió «apóstoles» a herborizar a lo largo y ancho de todo el mundo. Así convirtió el Jardín Botánico de Uppsala en uno de los más bellos y completos del mundo.
Sobre la base de una formación en gran parte autodidacta, Linneo alcanza una precoz madurez científica, se afirma que todas sus grandes ideas son anteriores a los veintiocho años, sobre todo en el campo de la clasificación, que era su gran pasión, en ocasiones obsesiva. Sus aportaciones fundamentales son tres:
—Estudios sobre la sexualidad de las plantas. —Elaboración de un sis- tema de clasificación de los seres vivos.
—Por último y como medio para establecer su clasificación, se ve obligado a perfeccionar la nomenclatura aplicada a los seres vivos y fijar el alcance del término «especie». En este último punto, que puede parecer secun- dario, es donde radica su mayor aportación, de forma tal que se puede dividir la historia de la cien- cia en antes y después de Linneo. Antes de él, la ciencia natural era un conjunto de observaciones sin orden alguno. Linneo representa el punto de partida de las ciencias actuales, cuyo objeto de estudio son las especies. Es imprescindible mencionar que el insigne sueco cuenta con un no- table número de precursores que ya habían tra- bajado en las citadas aportaciones. Podemos llamarlos «prelinneanos» y son de mención obligada Ray, Camerarius, Bauhin y Tournefort. Linneo representa la culminación y unificación de la obra y aportaciones de to- dos estos naturalistas.

La sexualidad de las plantas

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