Diferencia entre tierra y sustrato

Si bien la tierra es un tipo de sustrato, no debemos confundir estos 2 términos como si fueran sinónimos.

Mientras que el término sustrato se refiere a cualquier tipo de compuesto que forma el suelo donde se alojan las plantas, la tierra es entonces un tipo de sustrato.

Conoce las características del lugar donde se desarrollan tus plantas

Podemos definir el suelo como la capa superior de la tierra que puede ser cavada o arada y en la que las plantas vegetan. La importancia para los vegetales es, pues, enorme, ya que no sólo les sirve de soporte, sino también como fuente de materia nutritiva.

De qué se compone el suelo

Los elementos esenciales que forman el suelo son la materia orgánica y la mineral, pero en él podemos encontrar también cantidades variables de agua y aire. La materia orgánica no es otra cosa que los restos de animales y plantas que una vez muertos pasan a incorporarse a! sustrato. Estos restos constituyen la base de alimentación de una serie de microorganismos que precisamente son los encargados de descomponer la materia y hacerla nuevamente asimilable.

Por su parte los componentes minerales son muchos y dependen sobre todo de la roca subyacente y del tipo de suelo.

Tipos de suelos pueden darse

Atendiendo al tamaño de las partículas que lo forman, hay dos tipos básicos de suelo: arcillosos y arenosos, también, atendiendo al pH del suelo éstos se pueden dividir en ácidos o humíferos y básicos o calcáreos.
Se dice que un suelo es arcilloso cuando en su composición entran las arcillas en proporciones comprendidas entre un 15 y un 30 %. Los terrenos de este tipo son difíciles de cultivar, pues al retener mucho el agua resultan fríos y muy compactos, creciendo en ellos las plantas con mucha dificultad; desde el punto de vista químico son suelos neutros o ligeramente ácidos; por contra son ricos en fósforo y potasio, a la vez que retienen bien los elementos nutritivos. Para reconocer un suelo arcilloso basta recoger una pequeña muestra y humedecerla con agua para ver si puede moldearse fácilmente. Los suelos arenosos son muy ligeros y porosos, lo que favorece la circulación del agua, el aire y el

calor. Su reacción química es neutra y su facilidad para calentarse es muy grande; por contra retienen muy poco el agua y por tanto los elementos nutritivos se lavan con gran rapidez. Se reconocen porque al mezclarlos con agua no pueden ser moldeados.
En cuanto a los suelos calizos hay que resaltar que por lo común se encuentran asociados a la arcilla u otros materiales, a los que da un aspecto blanquecino y pulverulento. Si el contenido en cal es muy alto son pocas las especies que pueden cultivarse en este tipo de suelos.
Un suelo humifero o ácido es fácil de reconocer porque suele tener un marcado color negro, es fácil de trabajar, retiene bien el agua, pero no en demasía, y es cálido. Presentan el inconveniente de que suelen ser pobres en elementos nutritivos, en especial sales minerales y microelementos. Por último es necesario indicar que es difícil encontrar estos tipos de suelo aquí definidos de una forma pura, pues lo corriente es que aparezcan bajo formas mixtas mezcla de dos o más tipos, tales como: arcilloso-calizos, arenoso-calizos, etc.

¿Qué es la enmienda del suelo?

También denominadas correcciones, la enmiendas son operaciones de cultivo consistentes en aplicar determinados productos al suelo, a fin de mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas.

Las enmiendas más empleadas en floricultura ornamental son las húmicas y las calizas. Las primeras se emplean en suelos excesivamente pobres en materia orgánica y tienen por objeto disminuir su pH y mejorar la estructura de los mismos, ya que proporcionan una buena circulación del aire y el agua, a la vez que se favorece la actividad microbiana. Para bajar el pH del suelo, es decir, disminuir su alcalinidad, es necesario incorporar al terreno espesas coberturas de turba, hojarasca, estiércol fermentado o azufre en ñor. Por su parte, las enmiendas calizas tienen por objeto elevar el contenido en ca! de un suelo demasiado ácido, lo que se logra mediante aportes al terreno de cal hidratada o creta molida.
Esta operación debe realizarse durante el invierno y dejando el producto en superficie toda la estación, para pasar a remover con la pala al llegar la primavera. En suelos arcillosos la cantidad media estimada es de unos 500 gramos por nv, mientras que en los de tipo arenoso bastará con la mitad de esa cantidad. Si el suelo es demasiado arcilloso, puede mejorarse mediante sulfato cálcico, mientras que si por el contrario es muy arenoso puede hacerse más compacto con la incorporación de mantillo o tierra de brezo.

Especies de plantas aptas para suelos alcalinos

Entre las especies arbóreas las que mejor se adaptan a un suelo rico en cal, es decir, calizo son: los abetos, el pinsapo, la acacia, el arce, el castaño de indias, la araucaria, el abedul, el carpe, la catalpa, el palmito y el ciprés de Arizona. Entre ios arbustos, los más recomendados son: el madroño, la forsitia, el hibisco, el acebo, la sabina, el evónimo, la hiedra, la lonicera, la encina, el romero, la verónica, el lilo y la yuca. Como plantas de porte más pequeño se pueden citar al clavel chino, acanto, centaurea, campánula, correhuela, narcisos, senecio, heléboro y el rosal trepador.

¿Qué especies se adecúan mejor a suelos ácidos?

Si el suelo no es demasiado ácido se presta a la plantación de casi todas las especies vegetales.
Entre los árboles podemos mencionar los de más bello porte, tales como hayas, robles, olmos, chopos, alisos, cítricos, etc.; entre los arbustos pueden mencionarse el aligustre, glicinia, ciematis, brezo, rosales, gardenias y el grosellero. Por último, entre las especies de porte más bajo pueden citarse a la mayoría de las anuales y bianuales que normalmente se ven en los jardines, tales como los pensamientos, las petunias, las bocas de dragón, los cosmos, las linarias, la calceolaria, el íberis, la si lene y las prímulas.

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