Té «Uso medicinal»

La planta del té es un arbolillo que crece en China y en Japón, en Conchinchina, en Assan y otras comarcas, principalmente del Asia Oriental. Hoy se cultiva en algunos de los estados del Brasil.
La extensión del cultivo del té en China es tan grande, que puede compararse con la superficie de terreno que a la vid dedican algunos países europeos como Francia, Italia y España.

El consumo y la exportación alcanzan en aquel país proporciones enormes.

El origen del té

Se ignora el lugar de origen del té, sin embargo, parece indudable que procede del Assan superior, comarca meridional de la China, o sea, de los países montuosos que la separan de la India.
Explican el origen del té algunas curiosas y originales leyendas. He aquí la más creída, por suponerla de orden divino: En tiempos remotísimos reinaba un príncipe muy venerado por sus súbditos, que dedicado con pasión al estudio y al rezo, y deseando velar, para vencer el sueño que le atormentaba, se arrancó las pestañas que al caer a tierra germinaron, naciendo de ellas la planta del té. De ahí deducen los chinos la propiedad de alejar el sueño que tiene este producto.

El nombre botánico del té es Camellia sinensis antes: Thea Chinensis y variedades: por ejemplo el Thea Bobea , el Thea Stricta, el Thea Assámica y el Thea Virtáis; hubo autores que aseguraron que los tés negros procedían de la primera variedad y los verdes de la última, pero hoy se sabe que ambos pueden proceder de cualquiera de ellas.

Los chinos consideran al infuso de té como la bebida preferente, y casi única, estimándose el consumo de este producto en dos kilo¬ gramos al año por habitante. Beben el infuso durante la comida y especialmente antes y después de la misma. Esta costumbre es general, tanto entre las clases humildes como en las más elevadas de la sociedad. Para preparar el infuso, vierten el agua hirviendo sobre el té, generalmente, en las mismas tazas en que lo han de beber. Hecha la infusión, la toman sin azúcar, ni mezcla de otra substancia, siendo costumbre, particularmente en las clases pobres, comer el residuo, o sea la hoja hervida, después de haber apurado la parte líquida.
Los tés preferidos en China y demás países orientales son los verdes, que se usan también en Inglaterra, pero en el resto de Europa son tenidos en mayor estima los tés negros.
El principio activo del té es la teína (descubierta por el químico M. Ondri) de idéntica composición que la cafeína, aunque los efectos de una y otra son algo distintos. Además, el té contiene un aceite esencial amarillento y espeso que despide un aroma agradable y característico, una substancia nitrogenada, análoga a la caseína, y cierta cantidad de tanino.

Beneficios del Té y aplicaciones para la salud

El té se considera como uno de los estimulantes de acción más eficaz que se conocen para combatir las atonías del estómago y para facilitar la digestión.
La infusión de té, por el principio activo que contiene y por el azúcar que se le añade, resulta un alimento reparador de las fuerzas musculares; estimula el sistema nervioso y predispone a soportar los trabajos físicos e intelectuales.
El té negro posee más teína que el verde, así es que no conviene tanto a los temperamentos nerviosos. Además, a muchos, les sucede que si lo toman por la noche, les quita el sueño, aunque no como el café.

El té verde es menos estimulante, y no desvela tanto. Conviene a las personas que hacen las digestiones lentas y penosas. Tiene menos teína y más tanino. por lo que resulta algo astringente, y está indicado para cohibir las diarreas crónicas y pertinaces, no siendo en cambio aconsejable a las personas que padecen estreñimiento.
Hay quien mezcla el té verde con el negro, asegurando que la infusión resultante es más sabrosa y más saludable, lo cual puede tener algún fundamento.
La infusión de té mezclada con la leche, la hace tolerable a quienes no la digieren bien o sienten aversión a su sabor.
Poniendo té muy caliente en una taza con azúcar, algunas gotas de zumo de limón o una rodaja del mismo y un poco de ron o coñac, se obtiene un ponche muy agradable que es a la vez un excelente sudorífico.

Al té se le concede la virtud de facilitar la eliminación de la grasa, por lo que lo usan las personas que tienen propensión a la obesidad. No hay que negar que en algunos casos el empleo del té, para este objeto, ha dado buenos resultados, debido a que activa la transpiración, y estimula el funcionamiento de los riñones, favoreciendo la eliminación de la orina, pero no conviene abusar, porque el té es muy estimulante y podría ocasionar perturbaciones en la salud más perjudiciales que la gordura.
La particularidad de haberse observado que en China eran raras las enfermedades infecciosas de carácter tífico, hizo pensar si sería debido al gran uso que en aquel país se hace del té, por razón de las )
pretendidas propiedades bactericidas contra el microbio de Eberth que la planta tuviera, mas no es así; la causa obedece a que los chinos casi nunca beben el agua si no es hervida con el té y por >
lo tanto esterilizada, evitándose así la ingestión de aquel microbio infeccioso, cuyo vehículo propagador es generalmente el agua.

Parece que la razón por la cual constituya el té la bebida habitual de los chinos, no es sólo el sabor agradable de la infusión, sino más bien la necesidad. En China las aguas son en general salobres y para hacerlas potables las transforman en infusos de té.
El té, por efecto del tanino que contiene, es incompatible con el agua de cal, la gelatina, las sales de hierro y las de otros metales. Por esto no conviene prepararlo en tazas u otros recipientes de metales, ni estañados, plateados o niquelados.

La calidad del té y las falsificaciones

El té está sujeto a muchas sofisticaciones. Se falsifica en China y mucho más en Europa, y especialmente en Inglaterra, donde se usa mucho; tanto es así que, según el químico Warinton, la mayor parte de té verde llegado a Europa está no sólo falsificado, si que coloreado artificialmente.

La falsificación más común consiste en aprovechar las hojas de té que ya han sido empleadas una o varias veces. En Londres, a últimos del siglo pasado, se descubrieron varias fábricas dedicadas a la elaboración de té con hojas que ya habían sido utilizadas en hoteles y cafés.
También se falsifica el té con hojas de otras plantas similares.
Para descubrir estos fraudes se requieren análisis químicos o microscópicos, reservados únicamente a los técnicos, si bien una persona muy práctica puede, por los sentidos del olfato y del gusto, distinguir las particularidades del-té bueno. Hay que advertir que debe desconfiarse cuando se ofrecen tés a bajo precio, y cuando no proceden de marcas acreditadas.
Desde hace muchos años se anuncian y venden una infinidad de específicos preparados con mezclas de hierbas, a los que se les da impropiamente el nombre de té, siendo así que no contienen hojas de esta planta. La mayor parte de ellos son purgantes, a base de hojas de sén.


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