El tomate es el fruto del Solamum Lycopersicum (Solanácea). Este fruto es uno de los más conocidos y empleados para toda clase de guisos y para comerlo crudo; sin embargo, no es éste su solo uso, puesto que se le atribuyen también propiedades medicinales.
Para la curación de los callos, ojos de gallo, juanetes, y hasta para las verrugas, si no son muy secas e induradas, puede lograrse, algunas veces, resultados satisfactorios, aplicando la mitad de un pequeño tomate crudo sobre la parte afectada.
Se sujeta con una venda o pañuelo, se deja así durante la noche y al día siguiente se nota que el callo o dureza se ha ablandado. Esta aplicación se repite algunas noches, hasta ver si se logra desprenderlo.
Estos remedios puramente caseros conviene ensayarlos, porque tienen, con frecuencia, algún fundamento.de verdad. Además su aplicación es sencilla y si no dan resultado, no pueden ocasionar otro inconveniente que el de la simple molestia de la prueba.
En los formularios antiguos, para curar las almorranas, se encuentran varias recetas en las que entra el tomate. Tenía gran fama, para combatir dicha dolencia, un ungüento que preparaban las familias con manteca fresca de cerdo y tomate sin piel y sin semillas, todo mezclado y bien machacado en un mortero.
Aplicábase esta pomada a la parte dañada dos veces al día, y así, después de algún tiempo, lograban nuestros antepasados aliviarse las hemorroides.
El tomate crudo es un alimento sano; pero debe aconsejarse a las personas propensas al artritismo o reuma que no abusen de él. Tampoco es aconsejable a los propensos a la acidez del estómago, pues tiende a aumentarla.
Algunos conceden al tomate virtudes afrodisíacas. Los franceses le llaman «pomme d’amour» y los alemanes «liebesapfel» (manzana de amor) nombres que hacen alusión a aquellas pretendidas pro¬ piedades, en cuyo terreno no debemos entrometernos.
La piel del tomate es indigesta y por esto tanto para comerlos crudos como para guisarlos, conviene mondarlos.
La confitura o mermelada de tomate es tenida en mucha estima en ciertos países. Se obtiene frotando los tomates sobre un tamiz, en donde queda la piel y las semillas. La pulpa resultante, con unos dos kilos de azúcar por cada litro de ésta, se pone a fuego lento, y mejor, a baño maría, y luego se aromatiza con ron, con zumo de limón, o con vainilla.
En América del Sur se halla muy extendido el uso del fruto del Cyphomandra betácea, planta también solanácea, llamado Tomate de la Paz. Procede de México, y contiene, según el químico italiano Silvestri de Catana, cierta cantidad de ácido cítrico puro. Es de sabor muy agradable.
En los Estados Unidos, un experimentador famoso ha obtenido cruces de tomates con patatas, solanáceas ambas, dando por resultado un tubérculo especial, en forma de patata, con gusto de tomate, a lo cual llaman pomato.
Acerca del tomate
El tomate es indiscutiblemente originario de América, puesto que ni en las antiguas lenguas del Asia, ni en las de la India, existen nombres para designarle. Los antiguos autores chinos tampoco hacen mención del tomate, y en el Japón, en el siglo XVIII todavía no se conocía este fruto.
En Europa tampoco existe ningún indicio de que se conociera esta planta antes del descubrimiento de América. En el siglo xvi es cuando empiezan los botánicos a citarlo con los nombres vulgares de Tomatte americanorum, Mala peruviana y Tomi del Perú.
Por los nombres que los botánicos dieron, en un principio, al tomate, y por diferentes investigaciones que se han hecho, se supone que el lugar de origen de esta planta, o por lo menos, de su primitivo cultivo, debe referirse al Perú y de allí fueron sin duda traídos a Europa los primeros ejemplares.
De todos modos, sea de esto lo que fuere, debe aceptarse que, antes del descubrimiento de América, no se conocía el tomate en nuestro continente. Los botánicos están conformes en que procede de América del Sur y los etimologistas dicen que la palabra tomate deriva del idioma mejicano, tomalt, nombre de este fruto.
La composición química del tomate es: agua, azúcar, materia aromática y algo de ácido cítrico o málico, y algunos le atribuyen un principio algo viroso que se considera ligeramente cáustico. Nada tiene esto último de extraño, puesto que pertenece a una familia botánica en la que algunas de sus especies tienen un principio más o menos activo, por ejemplo: el tabaco, el solano negro o hierba mora, la belladona y la patata, que en esta última se desarrolla al germinar. A igual familia pertenecen también algunas de las varias plantas que integran la composición de mis Papeles Azoados y Cigarrillos Balsámicos que se emplean para calmar en el acto y, a veces, curar después de un largo tratamiento, el asma bronquial o espasmódica. La fórmula de dichos específicos la he publicado en las Farmacopeas oficiales y son ellos muy recomendados y prescritos por médicos de todos los países.
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