Las Plantas bianuales

Tras los meses de calor, cuando las anuales de flor han desaparecido, las plantas bianuales cobran una importancia vital para rellenar el hueco dejado por aquellas, lina buena tierra de jardín y un poco de sol, son suficientes para cultivar a estas agradecidas plantas.

Aunque el término parezca indicar que son plantas que viven dos años, en realidad no es así.

¿Qué es una bianual?

Se denominan plantas bianuales a aquellas especies que nacen en una de las épocas templadas del año y florecen en la templado-cálida del año siguiente. Esto nos indica que cumplen su período vegetativo en dos años distintos, pero en realidad viven menos de 18 meses. Debido a las diferencias de clima entre los países de origen y las zonas de cultivo, hay algunas plantas vivaces como Dianthus o Althaea que en climas fríos se cultivan como bianuales. Lo mismo sucede con ciertas anuales como la Godería.

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¿Cuál es su principal característica?

Por regla general, todas las bianuales presentan las hojas en dos disposiciones diferentes. En primer lugar, aparece una roseta basal de hojas muy tupidas y, con posterioridad, aparece un tallo floral dotado de hojas ligeramente distintas. Cuando las flores hacen su aparición, las hojas básales suelen secarse, pues la planta consume gran cantidad de nutrientes en la formación del tallo, flores y frutos y sus hojas ya no le son útiles.
¿Para qué se emplean?
Tras los meses de calor, las anuales de flor pierden su fuerza y acaban muriendo. Entonces, los parterres y macizos mixtos se quedan empobrecidos, pues
todavía no es época para la floración de especies bulbosas de estación fría y la siguiente primavera aún está lejos. Este es el momento de las bianuales, pues su dilatado ciclo vital permite diseñar macizos y parterres con mucha antelación.
¿Qué cuida dos necesitan ?
Su cultivo no entraña excesivas dificultades. Se siembran durante la primavera y el verano, y se trasplantan a finales del otoño y hacia el final del invierno respectivamente. Antes de la plantación, conviene dar una labor profunda a la tierra, mezclando a la vez una pequeña cantidad de abono orgánico. Cuando las plantas estén ya asentadas, se pueden aportar pequeñas cantidades de abono con el agua de riego, pero evitando los excesos, pues la floración podría salir perjudicada: los abonos avorecen la aparición de hojas y tallos en detrimento de las flores. Con respecto al suelo no son muy exigentes y viven bien en cualquier buena tierra de jardín. Sólo unas pocas especies, como Digitalis y Calceolaria, no soportan la cal y hay que proporcionarles un sustrato ácido.
¿Cómo se multiplican?
El método más sencillo es mediante semillas, aunque hay algunas especies como Anchusa, Bergenia, Cheiranthus, Dianthus o Pyrethrum, que pueden multiplicarse por división de mata o esquejes.

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